El coleccionismo, hace tiempo que siento curiosidad por este tema. Cuando observo a mis hijos atesorar objetos me veo reflejada en ellos. Cuando nos vamos de viaje, de excursión, o cuando simplemente nos vamos al parque a pasar un rato. Objetos que a simple vista no tienen ningún valor resulta que son imprescindibles y no podemos irnos a casa sin ellos.

Colecciones de objetos comprados o simplemente encontrados en los que reside la esencia de una vivencia concreta a la que no queremos renunciar en el tiempo.

Qué nos motiva a coleccionar

El ser humano hace colecciones por varios motivos, puede ser por motivos económicos, por deseo de admiración o porque simplemente son el reflejo de la persona que los colecciona. Yo, por ejemplo, colecciono tazas desde hace tiempo, porque me gusta darme ánimos o arrancarme una sonrisa cada día al levantarme o al tomarme un cafe con mis amistades.

Hay quien convierte el coleccionismo en una profesión, pero hasta ellos coleccionan por hobby en ocasiones ya que normalmente lo asociamos a un valor simbólico, algo que integramos a nuestra forma de ser y que representa un recuerdo que nos ha marcado y no queremos olvidar.

El coleccionismo infantil

En los niños el coleccionismo es un hábito que crece con sus pequeñas vivencias. Primero se disfraza de colecciones que en muchos de los casos no se llegan a terminar. Colecciones desordenadas, con mil cromos repetidos… El arte del “sile” y el “nole” que a tantos nos ha cautivado. Con el tiempo y con la ayuda de los adultos las colecciones se vuelven más auténticas, ordenadas, completas y especiales.

Los adultos debemos brindarles pautas y exigencias, para consigo mismos, que les ayudarán a desarrollar muchas habilidades que les servirán en la vida día a día habilidades como:

• La Organización deben ser ordenados para un intercambio efectivo.
• La Responsabilidad ya que toda colección tiene un valor extra y es el de ahorrar para valorar aun más nuestro logro y el cuidado de tan preciado trabajo.
• El Orden. Debemos ser ordenados para controlas todos y cada uno de los objetos que componen nuestro tesoro.
• La Constancia. Debemos tenerla y aprenderla sobre todo si queremos terminar nuestra colección.
• La Memoria. Cuando se colecciona algo seguro que nadie te puede discutir lo que te falta y lo que tienes. Es un ejercicio que se realiza sin pensarlo. Se ejercita la memoria y no poquito.
• El Respeto. Lo desarrollamos cuando nos damos cuenta de lo que cuesta y por reciprocidad nos enseñamos a valorar y a respetar lo de nuestro compañeros, amigos y familiares.
• El Afecto. Es interesante saborear una tarde, un rato o todo un viaje con tus hijos para entablar relaciones más fuertes, aun si cabe.